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Gauchesco y Lunfardo - 03 de Marzo de 2005

Alma de tapera

Alma-de-tapera
Soy del tiempo de la musa ingresando al corazón
brasero de una ilusión en mi respaldo de cuna
y en el reflejo de luna se maduró el cimarrón.

En huella sobre barrial me sumergió la pobreza
sólo tendida la mesa para el llanto que convida
esa carencia aprendida dónde el silencio se ahueca.

Hasta el libro deshojado que me enseñara a sumar
siempre había que restar el necesario mendrugo
y al ceño, que no es arrugo, la fuerza de la verdad.

Mis patas chuecas lograron lo que negara el espanto
fui centrojás en el tambo, pelotari de frontón,
y en cuitas de bandoneón hice gala de mi canto.

La pretensión es abrazo, mi altura se hace bandera
y si la bronca entrevera al taura que se ha inspirado
le hago frente al más pintado con mi alma de tapera.

En los tiempos que vivimos sólo se arrima el sobón,
manguero se hace el ladrón que asesinando a su hermano
le saca el pan de la mano en taifa de corrupción.

Los hijuna andan sueltos, unidos en la gavilla
y en sábana por su silla arrecian con el Estado,
haciendo lastre en el vamos por todo lo que abolsilla.

Es por eso que recito este verso atragantado
que aún no ha sido robado por el cruento carcamán
quien entre tanto ademán miente lo que se ha probado.

Todo es insulto y acuse en espera de elección
clavando duro el facón, al compinche se lo encaja
y en la traición se abaraja el sostén de su sillón.

Al ñudo son las ideas que andan perdidas en zancos,
compartimentos estancos enriqueciendo los guiños
sin importarles los niños que caen por el barranco.

Y hablando de democracia como sistema más justo
se florean con el busto de la Evita sonriente
como si fueran pariente de aquel ejemplo vetusto.

Entonces, vemos esposas sosteniendo a sus maridos
los que vendieron el tino y el honor de nuestro suelo,
luego, se piantan en vuelo cuando surgen desatinos.

Son los tiempos de padrinos repartiéndose la nostra,
ese resabio de costra compartida en los acuerdos,
perenne y vivo recuerdo con justicia haciendo de ostra.

Soy del tiempo de la musa ingresando al corazón
el que apilando cartón, comprende que no es ilusa
esta razón sin excusa, embretando a la nación.
Adolfo Vaccaro, escritor argentino | mensajes@adolfovaccaro.com.ar | 2002 - 2024 | Textos disponibles en el sitio: 594