Dos voces, una pluma,
en pista chueca el bólido rueda,
y la redonda es caricia destacada.
El atemporal manifiesto
se vuelve Barcelona,
en acetato y camiseta
convoca magnitudes,
y el túnel promete sueños parisinos
sobre un tablado de adioses cuarteteros.
Entre azul y oro, y azulgrana
la celeste y blanca anida su conquista,
cinco títulos resuenan en Balcarce
junto a Monza, barrilete de Ferrari.
Nada se vuelve Cuesta Abajo,
todo es Medellín pariendo ídolo,
y el tunga tunga, cordobés latente,
torna presagio sobre héroes y tumba
que emana orgullo eviternamente.