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Breves historias de vida - 25 de Octubre de 2009
Arturo "Zambo" Cavero
En estirpe de zambo, nombrando sucesos,
augurios tornados por vuelo de pájaro
la Banderita blanca en Abancay y cuarenta
te nombró patria, cajón prolongado,
en mágico ritmo con manos abiertas
entre espesa voz, escapando fantasmas
que alberga horizontes, destinos poemas,
cartas en un son de clave abolengo
sobre pentagrama, telúrico magma.
Los años trajeron a grones de Alianza,
gritos goleadores que engendra Victoria
entre azul y blanco, como cielo que eleva
el pálido adiós que la vida ofrece
en vuelo de palomas y Avilés de Oscar
como canto patrio “se llama Perú”,
que tu firme pecho derivó en bandera,
vals y marinera sacudiendo inmanencia
traduciendo en Washington, tu esencia.
Deambulamos la noche, allá, en los 70’
cuando el alma sellaba silencio de América
entre torturas, desaparecidos y hermanos
emigrados de sus tierras, gimiendo y cantando
su razón de espera, por el éxodo tirano
compareciendo inclemencia
dejándonos postulantes, derivado de su saña
en palmas de amigos me ofreciste manta
sobre diurno candil de parihuela y mar.
augurios tornados por vuelo de pájaro
la Banderita blanca en Abancay y cuarenta
te nombró patria, cajón prolongado,
en mágico ritmo con manos abiertas
entre espesa voz, escapando fantasmas
que alberga horizontes, destinos poemas,
cartas en un son de clave abolengo
sobre pentagrama, telúrico magma.
Los años trajeron a grones de Alianza,
gritos goleadores que engendra Victoria
entre azul y blanco, como cielo que eleva
el pálido adiós que la vida ofrece
en vuelo de palomas y Avilés de Oscar
como canto patrio “se llama Perú”,
que tu firme pecho derivó en bandera,
vals y marinera sacudiendo inmanencia
traduciendo en Washington, tu esencia.
Deambulamos la noche, allá, en los 70’
cuando el alma sellaba silencio de América
entre torturas, desaparecidos y hermanos
emigrados de sus tierras, gimiendo y cantando
su razón de espera, por el éxodo tirano
compareciendo inclemencia
dejándonos postulantes, derivado de su saña
en palmas de amigos me ofreciste manta
sobre diurno candil de parihuela y mar.
Mi querido Zambo, el 11 de Octubre el celeste abrió su llamado. Las guitarras y cajones se hicieron jarana en oración de voces, proclamando la eviterna dimensión del futuro reencuentro. Sigo, escuchándote, mi gran amigo.