Ochenta y cinco golondrinas y ningún autor. La suma de su dirección se ha convertido en años de infructuosa espera. Diez millones de verdes convites cubrieron las huellas del verdugo que liberó al íncubo de su misma especie. Y las primeras dos torres gemelas cumplieron sentencia en Argentina, sin represalia ni justicia. La abierta llaga de la impunidad envuelve la razón del desamparo, disperso en la vil incompetencia que abunda en el hartazgo genocida. Las administraciones cleptócratas vuelven infracta la visión del continuismo, promoviendo jueces de silencios sentenciados y archivos que inmunda recursos programáticos. Aquí no existen excusas de invasiones o guerras declaradas al execrable terrorismo ni al cómplice Estado. Solamente la civilidad del recuerdo torna infinible el atemporal martirio, como síntoma de una historia sin respuesta, sobre quienes resistimos deshacernos del calvario. La memoria es el ámbito donde se sostiene la vigencia de un futuro que nos verá alcanzándolo, a pesar de los que ejercen el poder siniestro del olvido. Lea cada nombre - a modo de plegaria - dado que forma parte de nosotros. Gracias a
www.atentado-amia.com.ar