Conjuro el todo diviso
antes que la sensación
indolente
devuelva certidumbre
dubitante,
como pretérita razón
irreflexiva
de ser nacido moribundo
en inocente culpabilidad,
por universal vestigio
de llantos hilarantes,
luces umbrías,
popa en proa
sobre areníferos mares,
de accidental esencia
amplificada
en el compendio humano.
Y calladas voces
el devenir separa
la cercanía extrema
por intérpretes antónimos
reuniendo el siempre nunca,
asociando igual opuesto.
Odio con amor, ambos latidos
reúnen la fecunda sequía
conteniendo parca de vida,
transcurriendo malicia bondadosa.
Mixturando desérticos pantanos
florecen sonidos silenciosos
donde la cumbre es precipicio
y la gula inedia de placebos
alza guerras de paz, sin más sosiego
que resurrecciones sujetas de la nada.