En excusa de sabores se perpleja la noche
acometiendo en razón su trascendencia
¡Tanto dolor se adueña de la espera,
agitando en hambre su concilio!
Nosotros, unidos de familia,
enarbolamos la canción del vino,
sujeto a vocación y al futuro dilema
como si todo dependiera de ese instante.
Pero, hay otra voluntad
que dirime la noción del somos.
Una ración de pasado convivido;
el original presagio de aquí estamos
y el manantial de amor
que aún debemos
prodigar hasta el cansancio.
Sólo es vida, la vida que entregamos;
un musitar de luz en la tiniebla
usurpando la fragancia de los años,
zigzagueando el final que nos espera.
Y el paciente hartazgo emblematizará la dicha,
cuando el alma se desprenda de este vamos.
Feliz día, por la existencia que albergamos,
aunque mañana nos diste en su sentencia.