La vida toca diana
En elocuente sucesión de dulcedumbre
se instaura el rito de la siembra
y en babero la razón del caramelo.
¡Tantos deditos con ganas de adueñarse
de ese mundo que por cierto desconoce!
prendida al hartazgo de una teta,
eructando su canto a las estrellas.
En un pañal fenecen las heridas
y el futuro es eterna primavera,
diseño de muñeca presumida
que transforma el sujeto en sólo verbo.
Mirada que se arropa, desvelada
y el ignoto sueño un milagro roza,
amor y trascendencia, su reparo,
musitando el mañana, en cada cosa.