Cinco almas sostuvieron tu destino encadenado.
Cinco por uno cegaron para que Dios continuara
en manos ensangrentadas, canto libre del tangó.
Cuando el bantú se batió al látigo del capanga
volvieron tribu y crianza, herencia que se extravió
papel de ojos que vio la gramillera esperanza.
Sabio alegre, mama vieja, nobleza de los tambores
negrura de los albores que se sostiene en brebaje
sin de regreso tu viaje, sin partida tus amores.
Chico, piano, voz, repique en Elio de lo prohibido
cuarenta y seis renacido en un fin de esclavitud
paseándose en ataúd la libertad te ha obtenido.
Sur y Palermo en llamadas, naciente de calle Alsina
pérgola de cinacinas acompañando sus sones
mezcla de blancos y grones, sin color y sin espina.