Tierra mía.
¡Qué sórdidos clamores crepitan tu suelo
profanando cuerpos de árida raigambre!
¿Qué casta de íncubos succionan las tetas
extrayendo plasma de tu enferma sangre?
Tierra mía.
Se suceden partos de hijos sin tierra
desleyendo auroras, futuro, creencias,
Satán que no sabe de padre, de historia,
ni de trascendente nutriente en herencia.
Tierra mía.
Dueños de aquelarres en congreso actuante
instauran sus pactos de excelsas miserias,
obrepción alterna que adueñan riquezas
pisando laureles, su irredenta histeria.
Tierra mía.
¿Quién toma por propio el esfuerzo nuestro
cancelando pagos, cuando el hambre gime?
¿Quién clama bonanza sobre nuevas tumbas
si el cuervo foráneo logra lo que esgrime?
Tierra mía.
¿Qué maldición pesa en pueblos sin patria?
¿Qué levedad kafkiana gobierna el destino?
¿Qué ley asiste sobre indignos sepulcros
de oscura entelequia y cruel desatino?