Debo ponerme el filete que se remuerde en tu canto
y que logra del sabor esta lágrima que vierto
en comisura de asombro, dónde sustancia tu voz
la legendaria vertiente de un sediento cimarrón.
Debiera ser diapasón que me traduzca tu mito,
diáspora de bandoneón y un colmado, en tu guitarra
celuloide en Hollywood y en Barcelona, acetato
un Medellín de hasta pronto y Silbando en el Abasto.
Debo ser el que vibró encima e' tu chambergo,
desengaño en Cuesta Abajo y en el Volver, tu lamento
tango en Broadway con tu estampa, un Bar teñido de cielo
silente Piel de Durazno y un Alma que Canta en vuelo.
Debiera ser Melodía de triunfo pa' tu Arrabal
y en Luces de Buenos Aires, convocarte a mi Palermo
galopar por Jean Jaurés y en el siete treinta y cinco
decirle a Berta, tu vieja: "Soy Lunático, tu pingo".