Ilusiones que abortan la razón del sueño
mientras el crimen pare con dolor su huesa,
y en cárcel de angustia se redime el vuelto
de un níquel que alcanza para otra víctima.
La lengua descarrila palabras y concepto
renegada a transitar el camino del criterio,
dónde la preterición acelera olvidos
sin pábulo que esgrima la conciencia.
El espantajo vestido de promesas
ahuyenta la evolución del sino
y en pleno ornato la dádiva se ofrece
embistiendo con su mano el abandono.
En aura transición, el desatino
se abreva en discurso de alto rango,
y en el bazar una pantalla envuelve
el llanto del derecho despojado.