La macrización y carriorización han dado muestra que la política en argentina se encuentra deambulando en un hartazgo de pasos perdidos, dónde la fortaleza Kirchnerista otea por medio de su ineptitud mandante. Los camaleones decantan sobre el poder que ha concedido el presidente a través de pactos espurios, que rayan en el continuismo de la corrupción sistemática de los últimos 33 años.
La carencia de una política de estado e inversiones para el crecimiento – dentro de una macroeconomía netamente favorable -, hacen impredecible el próximo quinquenio de esta pseudo-democracia practicada por una misma ideología mantenida dentro de conceptos neo-liberales disfrazados de progresismo.
El macrismo, emergente de la centro-derecha y un apéndice del menemismo, ha ganado las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras que el partido que lidera Elisa Carrió – referente de la centro-izquierda – ha prevalecido en la provincia de Tierra del Fuego. Cabe recordar que Elisa Carrió, fundadora del ARI, fue integrante de la Alianza que llevó a nuestro país a la crisis más nefasta de toda su historia.
Néstor Kirchner, apadrinado por Eduardo Duhalde, llegó al poder para defenestrar al mismísimo Carlos Menem. Pero, como la traición es el principal argumento para ejercer el poder, don Néstor eclipsó la imagen de Duhalde tildándolo de corrupto y copartícipe de los planes menemistas, quien a su vez, fuera condenado políticamente por el mismo Duhalde. Es decir, padrino y apadrinado hoy son parte de un recíproco desprecio que condena el futuro de nuestro devenir histórico, amén de toda la mezcolanza de partidos provinciales que buscan sacar tajada del beneplácito popular, descascarando el conformismo de las últimas décadas.
El privilegio sigue estando en manos de unos pocos, que no saben a ciencia cierta qué fundamentos compone su plataforma partidaria, abigarrados en el bien común como forma de despojo a ultranza.
En Octubre se habrá dirimido la sucesión del cargo presidencial en beneficio de la familia Kirchner y sus aliados. Un nuevo despropósito que conllevará a la autarquía de un camino sin respuestas válidas para un pueblo que carece de acciones futuristas, y una esperanza que avale su condición como tal.
Mientras, quien gobierna con su ojo mirando al sur expresaba: “No habrá crisis energética”, calla hoy la existencia de 10.000 fábricas que están a punto de colapsar por falta de suministro, las cuales deberán suspender temporalmente a sus trabajadores.
El Rey está aún vivo......¡Viva la Reina!