Subo nubes de espirales
huyendo mantos sublimados de cordura
donde el azote propone fustigar
la sien del basural fracaso.
Me doy al esplín y voy
mixturando averno y cielo anestesiados
desentraño penumbras y olvido
en son de canto sepultado.
Y el páramo dona días
estrujando la rosa propia de sus vientos
mientras un candado de abismo
atisba la escapista lumbre.
Voluntad sin desatinos
que prometen sus templanzas relegadas
sin amor, ni odio o pentagrama
sujetando la razón de sino.
Y el mañana transmuta
sensaciones de vida ajena, desplegadas
en ahogo breve de la ausencia
que acometa el haber sido.
Cuando pierdes lo profundo
algo en ti se queda para siempre.