Si pudiera atravesar esta esquirla de recuerdos y prodigar el sustento de haber sido, poco importaría volver al pasado, integrado a la fusión de lo que queda.
Si lograra incorporar a esta sombra huida de sus pasos y permitiera demostrar que la ausencia es sólo simulacro.
Si cabría fingir el simple anhelo para impedir fatigar cruentas visiones, y en calesa deponer la sortija del premio inconsulto y concebido.
Si existiera en la razón de un vamos el brillo de la recurrente sentencia comparecida, ante el tribunal que abriga anomia entre risas pisoteadas de entelequia.
Si los fueros vivíficos supieran circunstancias fenecidas en el plasma onírico de una razón naciente, sin caudal de pretensiones agolpadas en neuronal vigencia.
Si la lluvia se transformara en un vórtice de fuego, incinerando la crisálida de los tiempos, permitiendo que la llama arda antes del ofertorio de la entrega.
Si el abismo detuviera la caída y la cima perpetuara la mirada, alegando en visión de cóndor la esperanza, seguramente estaría vivo entre ayer y mañana.