Mañana. Primera imagen fría que devuelve mi mirada. Igual pero invertida, sin aliento ni calor. Desteñidos ojos que sostienen sus bolsones. Párpados semicerrados por recuerdos espectrales. Ácidas lágrimas blancas, mortajas de antigua entrega, nostalgias de la esperanza de mis viejas primaveras.
Agua que escurre mi rostro sin mostrarme el calmo olvido, diluyendo la sustancia, sensoria, y adormecido. Cuerpo que viste ropajes de suspiros escondidos, método fiel de un programa que culmina en la rutina.
Sueños de penas raídas, vahídos de cruel ausencia, superficie de ese espejo que soporta mi presencia.
Prolija muestra de vueltos que dejaron en mi mesa, huída imagen perdida que desgarra mi entereza. Sepultas sombras banales que aún sostienen su firmeza.
Lucro cesante del tiempo que nos devuelve migajas. Sutura de pensamiento que en un recuerdo se escapa.
Mañana. Primera imagen fría que devuelve mi mirada. Ayeres que se desprenden por el dolor de mi almohada.