Adolfo M. Vaccaro Sitio oficial

Continúo gastando los días a mi manera, como antes, aunque sin el séquito que la juventud cobija en su seno el manantial dilema. Las doncellas viajaron con negreros barcos de paloma esclavizada, entre grilletes y dineros sufragados por escarnio. Los amigos se acurrucaron debajo de la tierra o en el miedo de perseguir algún instante, subrepticiamente, entre muros de silencio derrotado, ingresando a propios abismos.

Continúo gastando los días a mi manera, desentrañando galeras adormecidas debajo de magos dilapidados por consignas. Esas mismas que fenecen y resucitan cada promesa de imágenes ficticias, deambulando este cuarto, montadas sobre caireles difuminados por el pincel vetusto del dorado. Mientras, tu irreconocible parpadear remonta undívagas dichas de promesas olvidadas, como un velo de suspensa palabra.

El susurro distrae los vientos que el ventanal impide ingresar al camastro del saberme. El yaqué envuelve su rostro de luna y la albornía sugiere infinito en táctiles diamantes de eviterna espera. Es la escoria presumiendo arrebatar los vidrios, cuando la noche engrilla atávicos crepúsculos de avatares miradas, sumergiendo sombras delirantes que se aferran en gastar los días de este estando, pronunciando su iterada voz,  a mi manera.