Noche cerrada. Sin grito ni aliento.
Destellos rojizos que oblación promete.
Rencores sepultos, igual que zarpazos
clavados en pechos de horror milenario.
Anomia razón que en plomo candente
defiende motivos de vida aparente.
Reseñas tribales perennes en lucha
de viciado hartazgo que oro entretiene.
Patrón de negruras que asolan demonios
sepulcro de gases minando consignas.
Babeles deshechas, víctima inocente,
suicidio masivo que en mártir deviene.
¿Qué dioses ufanos detienen su tiempo
buscando la dicha de un robot sin sueños?
rasgos infecundos, rostros sin memoria,
plaga criminal que incinera historias.
Un peso promete muerte por carbunco
trayecto virtual que en la apoteriosis
culmina su tránsito de verdad mezquina
mientras un puñado de aves transmigra.