La complicidad mediática, acorde a los intereses del gobierno de la ciudad, ha ingresado en un dédalo divergente, tratando de nahuelizar a la opinión pública y así poder desleir el desastre cromagnon, dónde la responsabilidad de muchos estamentos gubernamentales capitalinos está maculada de corruptela. Ciento noventa y cuatro víctimas no hacen a un adolescente supuestamente perdido en un bosque de Bariloche, dado que decenas de miles de pesos destinados al rescate, valen mucho más que las vidas perdidas por la infamia de los incorregibles negociados. Hoy, la aplicación de duras inspecciones a los distintos establecimientos públicos – de toda índole -, deja en evidencia la falta de gestión transparente y la convalidación de coimas millonarias ingresadas a los bolsillos de los que tratan de explicar – irrisoriamente - su escaso grado de participación y compromiso.
Los tiempos se suceden sin que se pueda desbrozar a esta calaña perteneciente al ejercicio permanente del latrocinio, en detrimento de los que claman infructuosamente por una justicia condicionada al poder político de turno.
En definitiva, debemos ratificar – lamentablemente – que en Argentina todo está comprado y todo está vendido. Lo que se ha dado en llamar La ley de la oferta y de la trampa.