Se hace difícil sujetar las sombras
cuando el silencio impone su sosiego,
volcando en cruz y llanto tu descanso
dónde la paz emerge sin sonrisa.
Aunque quise sorprenderte en la mirada
fui palabra entregada a la aventura
y esa ilusión hermanada en su deseo,
unida en voz elevada en el abrazo.
Control hertziano, seguimiento a diario,
susurrando en oración mi ansiado anhelo,
y así volcar más horas a tu tiempo
de taumaturgo sapiente liberado.
Cuando traspase el cerco inexorable,
habrá una luz que albergue mi sentencia,
será tu mano vertiendo bienvenida
y un racimo de amor junto a mi paso.