Brisitas del saucedal que ondea en el Paraná
Quejidos de un madrigal en los aires de Clorinda
Salta montesca, la linda, grito de costa chajá.
Abismos de mi Jujuy, algodón, manos agrestes
Cascadas de mate verde, fragores de la Azurduy
Patagonia de ayuyuy, Mendoza en vendimia verte.
Puelches, Tehuelches, Matacos, Chorotes, Huarpes, Timbúes
Lamentos de mis ombúes, semilla abierta a destajo
Sombras negras que de abajo van rompiendo los tabúes.
Tobas, Lules y Atacamas, Querandíes y Araucanos
Fantasmas que de la mano son del país fuertes ramas
Omaguacas entre llamas hermano del Chiriguano.
Chanaes, Comechingones, Ranqueles, Quilmes, Cainguás
Recuerdos de un mandamás que agotó en sus perdigones
La estirpe de los bastiones por sólo tierra nomás.
Onas, Yaganes, Minuanas, Toñocotes, Macoretas
Sedientas quedan sus metas frente a tantos carcamanes
Sanavirón de ademanes, olvidado anacoreta.
Silencio del Mocoretá perdido por los esteros
Huyendo del carnicero latente que ya no está
Cuna de la yarará que defiende al aparcero.
Brisitas del saucedal que ondea en el Paraná
Donde estará la verdad cuando llegue el vendaval.