Me lo batió la percanta
fulería de chamuyo
acamalando en baruyo
la malaria que hoy espanta,
en el engarfio me ensarta
cambiando de comedor
y un viorsi bien jarandón
donde mentar su lancero
como Micheli, en el hueco
de su mal reventador.
Diez palos son el valor
del salame en su tajada,
aceite cunde a la tanga
de un otario servidor,
steca y gran batidor
le parla del manyamiento,
la Corte dice “Lo siento”
basuriando la porfía
de su mistongo aspamento.
Yunta que vino del sur,
aves negras del afano
sin cafúa ni mancado
choreo de Santa Cruz,
fulana que agrega mus
en royito acomodado,
mancusa que de su lado
aplica chanta aquel plus
en un mishio jubilado.