Ella vio al hombre
Entre espasmo, misterios y palabra
al lado del hombre
que eligiera en el pasado,
rehuyendo augurios fantasmales
anticipando el rol de su destino.
Ella vio al hombre
imaginando la versión de otro mañana.
Los ríos anclaban la fatiga
sobre el tapete gris de su vacío
y al otro hombre
le confió tragedia, fantasía,
como argumento primordial
en deseo renacido.
Dejó de estar al lado de su hombre
llenando horas con frases
promisorias, sin la respuesta
esperada de un futuro
consagrado con el hombre
del silente anhelo.
Abrió las puertas de curioso sitio,
testimonio cincel de su fracaso
y entre voces complacidas
brindaba clamorosa
por la muerte del hastío.
Con resolutivas oraciones
vistió las noches
en horas programadas
de velos perimidos.
Luego, la nebulosa visión
juzgó distinto al otro hombre
y el insoslayable mundo de la duda
comprendió un sueño incompartido,
volviendo sobre su paso temeroso
a inventar el amor ya fenecido.