Hay tantas cosas inspiradas en el quiero
como el quiero que niega tantas cosas
en beatilla del alma que consigna
la baldada sanción del privilegio,
en un ecuo de inescrutable artificio
generando homotropismo ineluctable.
Hay tantas cosas inspiradas en el quiero
como pétalos disponibles de mañanas
trepidando auroras y consuelos
destiñendo la voz enarbolada,
en tenue incuria y abismo renovado
atisbando el encono de privanzas.
Sobre un pianísimo se alberga cada lema,
una razón que determina la templanza
de saber que siendo albur, somos cañada
donde soplan los vientos sobre ecos
devueltos por sanciones programadas
Sobre una senda sulciforme trucidada.
y en la veranda que el llanto determina
va la mirada sujeta y traslumbrada
hacia el atajo tropológico y sapiente
que sucumbe a pesar de su alborada
en un llano de atávicas vertientes
mientras hojas del quiero son vedadas.