Aballado rostro
sujetado
al atril imaginario,
prodiga añiles
claroscuros manantiales
donde la posesa mirada
soslayada
propone cuadrangular
misterio.
Párpados sobre ojos
diluviados
recorren doncellez
en eufonía,
penetrando el paso
atemporal
de las quietudes,
pronunciando emociones
renacidas.
Infinible sanción
de toda ausencia,
dilata la fusión
de los abismos.
Un presagio nimbado
entre condena
y la cúspide en tormenta
embravecida
sobre un paño
que calla su ofertorio
silencioso.