Quisiera en este breve pensamiento alegórico establecer ciertas similitudes entre dos personajes de la historia, de diferentes trascendencias y parangones, buscando el paradigma que dejaron a través de su lucha y enseñanza.
Ambos nacieron en aposentos humildes. Tuvieron escaso tiempo para realizar su meteórica obra. Los dos murieron a los 33 años.
En distintas épocas debieron luchar contra mentalidades y sistemas poderosos y absolutistas. Fueron, son y serán cuestionados por quienes no comparten sus filosofías, sus obras o sus actitudes de vida.
A uno, lo ultrajaron y crucificaron.
Al otro, ensañándose con su cadáver lo vejaron, para en sendas oportunidades demostrar quienes eran los que gobernaban y los que siguen sintiéndose dueños de esta tierra.
Los dos fueron, de acuerdo a como se quiera interpretar sus mensajes, revolucionarios y pacifistas.
Los dos lucharon a favor de la dignidad de los hombres y por el sentido igualitario que debe existir entre los que pretendemos alcanzar un nivel de vida conforme a lo que merecemos.
Los dos se ofrecieron en holocausto por lo que creían respecto a la verdad y la justicia.
Uno dijo:-"Amad al prójimo como a vosotros mismos".
El otro:-"Donde hay una necesidad, hay un derecho".
Uno sentenció, refiriéndose a los necios y poderosos: -"Será más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que vosotros al reino de los cielos".
El otro: -"Yo estaré con ellos, peleando por la razón de los pueblos".
El primero de ellos cumplió 2000 años de existencia, y en todo el mundo, para los que creen en Él, sigue siendo el amparo para sostener la angustia y el sueño de los ruegos.
El segundo cumplió, éste 26 de Julio, apenas 49 años de fallecido, en un nimio país de América del Sur, que le permitió predicar y ejecutar el sentido de justicia social, de la que hoy carecemos.
El primero está sentado a la diestra de Dios; mientras que el segundo (sin tener la intención de sacralizarlo y por tratarse de una mujer) está ubicada del lado del corazón del Todopoderoso.
Es probable, que cuando emprendamos el camino hacia la eternidad y tengamos que leer el libro de nuestras acciones de vida, la volveremos a ver cobijando, con sus menudos brazos, a algún niño o anciano despojados de pobrezas, para llevarlos hacia el regocijante camino de la luz.