Adolfo M. Vaccaro Sitio oficial

Veo los renuevos crecer en la rosácea que habita inhiesta en el fondo de mi casa. El primer brote ha dado su capullo blanco. Y estoy feliz viendo al viento con sus remolinos de caricias que parecieran conmover al dichoso rosal risueño.

Mientras observo satisfecho el discurrir trémolo de dos picaflores envueltos en sus tornasoladas inquietudes, la tierra renovada que llevo cubierta en hojas de diario se desliza intempestivamente de mis manos. Entre manchones con aroma a humus veo que el titular de la página del viejo periódico pregona un número que cae sobre las sepultas cabezas de nuevos hijos ignotos, como si una aplanadora envuelta en palabras pasara por encima de esas víctimas que desconozco. Son como las supuestas flores del vecino que se han vuelto marchitas sin haber sido cuidadas como yo cuido a los botones albos de mi incomprensible esperanza.

Hoy un nuevo capullo a fenecido en la hondonada del olvido.........y yo no supe nada.