¡Cuánto dolor de pueblo enmudecido
yace mendaz a la puerta del tirano!
Clamor y hambre cifrando en vano
cada tímido estertor enmohecido.
Silencio negro, pabellón mundano
sin rigor de combate enardecido,
pregón en sol despeñando olvido
cual llanto fenecido de antemano.
Razón de patria, honor que ha ido
al bolsillo sediento de otra mano
y en ruta de bienes que han partido.
Veinte de Junio, ceniza de Belgrano
lugar común que ignora su latido,
en un vuelto de indigente hermano..