Eviternos tiempo y silencio.
Anfibologías abrazando vida
emanada por espasmos engañosos
que pretenden ser instantes
en enjundiosa mudez
de un embolismático manjar.
Cada instante es la razón
que justifica en latido
la proximidad del cadalso.
Cada ración de mutismo
irroga el absurdo desafío
dilatado por recuerdos.
Silencio y tiempo
dos variables en umbral inexistente,
deformados
por la pretenciosa agonía
de epicúreas sujeciones
que en visiones recalan.
Sólo en ignotos Dioses
el dogma proclama la fe
que tiempos y silencios
son partes absolutas
descuajando imperfecciones
en mudalar osario prometido.
Tiempo y silencio
enigmas implicando carencias,
tornando opilativo
el curso del alba que araña
la sanción de un yendo
sin futuro ni palabra.