Corazón privado que en durmientes reposa.
Cápsulas foráneas transitan los cuerpos
salvando miradas,
desafío incierto de cada alborada.
En un llanto esquivo se esconden los ojos
recorriendo páramos sin escaparate,
crisálida impávida que en vagón cenutrio
azuza el presente.
Oxidada huella de antiguos futuros.
¿Qué necrosis mora sobre tus fantasmas?
Qué piel de caminos y oculto destino
aún viven tu ausencia?
Cicatriz que agita su ocaso progreso.
Ramal que domeña sepultura y sueño,
venteándose en brazos, su noche
de cartón y acero..
Diurnal caravana que apiña en un tiempo
la fugaz nostalgia de quererse muerto
y en una andanada a cielo cerrado
se calla el silencio.