En el suspenso umbral
de la agnición
la voz suicida figuradas
visiones encarnadas
sobre un manto de tiempo,
embalsamadas.
Un escaparate vítreo prodiga
la atrapada arena
del nosotros,
naciendo en sueños
plasmas moribundos,
devolviendo terneza
entre amores vedados.
El manto ígneo
sublimiza, atenazados,
instantes que cubran
la magnitud de tu abrazo
partiendo de esa voz vigente
que trucida el cansancio
postergado.
Y el son descubierto
en cada mañana
de incondicional pentagrama
aterece la piel
proliferada
por la doncellez emanada
de otro sueño.