Subyacer en apolíneo paradojal factible
descanso junto al visor de plasma onírico,
vegetando auroras, limosnas subyugadas,
delatadas en Olimpos de dioses perimidos.
En el atardecer del mañana de la espera
vierten penumbras deseos quejumbrosos
y el hálito correntoso de succión etérea
anida vientres sobre manos despojadas.
La voz susurra enjambre inescrutable
en un manto albergue de loquesco
mientras la privanza degüella oquedales
prohijando vaivenes del que fuimos.
Murmujeando razones desmedidas
permiten conocer lo ya sabido
y con lumbre señera y aturdida
proemia la leve huella del olvido.