Todo yo
entre paréntesis,
capitel y fuste
en los umbrales,
dónde se quiebra
el grito
en tus ramales
cuando el silencio
ahueca su lamento.
Toda tú
enhiesto cerrojo,
locura y manto
rueca en el ardor
de viscoso urdido
¿quién
suma tu himen
a la antigua grieta
que huye al olvido?
Nosotros
inmanente lecho,
adiós y volver
al giro, iterados,
por inmunes rías
de Hades
entre fecundos
tridentes acuosos
emanados del mía.