Ya dejó de aterecer el temor de la ausencia. Seis años fueron suficiente testimonio del simple tobogán de los deseos y proyectos desvanecidos en el ideal de otra senda.
La herrumbre descuajó el verdor de la sonrisa y un cúmulo de propósitos desesperados, lograron la causal del estigma programado. Un conjunto de cajas y maletas prodigaron de bosquejo a tu presencia, y el silencio del adiós desmoronó la arena de los sueños, emigrados al confín de nuevas esperanzas.
La distancia es un breve apéndice del recuerdo, donde fluye el resabio del mañana, ajustando las clavijas de imprecisas expectativas sobre la ruta del opuesto diagramado. La conclusión del arbitrio se enmaraña al lazo secreto de ese sino que diluye la convicción que no se muere, aunque muera el vestigio de haber sido.
La nutriente de aquel cuerpo entre mis manos, tomó en cerrazones y murallas, la avidez de un hartazgo progresivo que delega su transcurso de alborada.
Y las sábanas aún tibias se discuten el espacio suspenso de vacío, mientras araña el remanso de la noche la compuerta de la sombra enardecida. Mientras el fantasmal retrato de nostalgias devuelve el osario de un deseo, culminando en epiceyo del olvido.
Y por correcto que fuera el desenlace, el espasmo se acentúa en desvarío. En definitiva, en el inconsciente habita la cruenta pasión de la vindicta que gritan otras almas........cuando entras a recoger.