Quisiera escribir
sobre pasos
devengados
en el absolutorio amor
de llagas consumidas,
apropiarme del vértice
baldado
sosteniendo el gemido
de las cruces.
Diluirme en quince féretros
donde el diurnal albor
de la inocencia
despide en herencia
su gemido
complaciendo estadísticos
olvidos
en panes sobrantes
de otras mesas.
Quisiera gritar
mis manos
amputadas
sobre fiel edeniana apostasía
entre voces
mintiendo su gregario
abrazo renegado
de consigna.
Batirme a duelo
con el miedo
enardecido
que propician
siervos fantasmales
raptando honor
a su lúbrico pesgo
que enarbola un asta
celeste y blanco
sin bandera.
Y sobre inverniza
poquedad del sustrato
se amuralla en confín
la perisología.