Hay momentos que la vida pasea a la gorra
cuando los recuerdos se visten de monedas.
Fría es la Dársena disponiendo nuevos sueños
de aquellos dueños que dejáronse en América.
Un final de barrilete sobra al canto de dos Charcas
haciendo invite y nostalgia de arrojadiza barriada
hasta aquel amanecer que entre esfuerzos y destino
puso en vilo sus mentadas razones de trascendencia.
El que a tambor batiente deja huella en su camino
ésta se abreva de encierro, de balance el desatino
y la mortificante culpa que nos reúne en olvido
nos reverdece en Florida esquinando las Cañitas.
No será flébil la ausencia, ni su pasaje de horas
la hojarasca bien nos habla con detalle del otoño
que nos amucha de afectos por la noticia rebelde
transcurriendo la neurona de lo jamás olvidado.
No soy Joaquín, su inquietud, ni el gran amigo exiliado
no soy pariente, allegado, ni vuelto de juventud
sólo demuestro actitud y en un estrechón de manos
decirte como a un hermano “un brindis por tu salud”.