Respirar intemporal la vendimia gris,
evaporando visiones
derramadas por tus manos
hasta sujetarme en el umbrío pasaje.
Clavelinas yacentes
sobre tálamos de enjambre,
dónde la promesa hace grito
y el goce se sustenta a ritmo desolado.
El reloj hace permeables los recuerdos,
insuave vómito de tiempo
que aflora irremisible
dignando la mensura del oprobio.
Almajar que delata la incasta risotada
volviéndola perdón en el sosiego,
o extensa letanía endemoniada
tras la cautiva falsía del olvido.